martes, octubre 24, 2006

TÚ ME QUIERES BLANCA



Donde quiera que estés. Buscando poemas nuevos, entre espumas y mar...





Tú me quieres alba,

me quieres de espumas,

me quieres de nácar.

Que sea azucena

sobre todas, casta.

De perfume tenue.

Corola cerrada.



Ni un rayo de luna

filtrado me haya.

Ni una margarita

se diga mi hermana.

Tú me quieres nívea,

tú me quieres blanca,

tú me quieres alba.



Tú que hubiste todas

las copas a mano,

de frutos y mieles

los labios morados.

Tú que en el banquete

cubierto de pámpanos

dejaste las carnes

festejando a Baco.

Tú que en los jardines

negros del Engaño

vestido de rojo

corriste al Estrago.



Tú que el esqueleto

conservas intacto

no sé todavía

por cuáles milagros,

me pretendes blanca

-Dios te lo perdone-,

me pretendes casta

-Dios te lo perdone-,

¡me pretendes alba!



Huye hacia los bosques,

vete a la montaña;

límpiate la boca;

vive en las cabañas;

toca con las manos

la tierra mojada;

alimenta el cuerpo

con raíz amarga;

bebe de las rocas;

duerme sobre escarcha;

renueva tejidos

con salitre y agua:



Habla con los pájaros

y llévate al alba.

Y cuando las carnes

te sean tornadas,

y cuando hayas puesto

en ellas el alma

que por las alcobas

se quedó enredada,

entonces, buen hombre,

preténdeme blanca,

preténdeme nívea,

preténdeme casta.




Alfonsina Storni.


Nació en Capriasca, Suiza, en 1892, pero desde los cuatro años fue llevada a Argentina, país que la acogió con su nacionalidad. Desde muy niña empezó a trabajar como maestra, haciendo sus primeros pinos como poetisa bajo el pseudónimo de TaoLao.Obtuvo importantes premios literarios que la hicieron conocer ampliamente en todos los países latinoamericanos, destacándose entre sus obras, «Languidez», «El dulce daño» y «La inquietud del rosal».Falleció absurdamente en 1938.



Información tomada de: amediavoz.com

jueves, octubre 19, 2006


"OK! Ya me comí la compota, ahora déjame probar tus..."
La foto es de: www.bebesenlaweb.com.ar

lunes, octubre 16, 2006

¿Quiere ganar en la lotería?

¿Quiere ganar en la lotería? – Preguntó el anciano – Y yo impertérrito, le respondí con otra pregunta – ¿Cómo?

El anciano se acerca y me interpela. Quiere que le explique, el porqué de mi reacción. Un auto cornetea, yo me sobresalto y el viejo exclama: -¡Anjá! Lo agarré desprevenido.

Lanza otra pregunta: - ¿Él deja los problemas en la calle, o se los lleva para la casa? – Yo le respondo que depende.

-Nooooooo, déjelos en la calle. No los lleve para la casa. Si se los lleva, llega ocupado, con la cabeza mala, entonces no hay tiempo para el amor de la señora ¿Él tiene hijos?
-Sí.
-Entonces hay bondad. Yo trabajo con la bondad – Y se alzó la pernera del pantalón.

Piernas y pies hinchados, lacerados, victimas de una mala irrigación sanguínea a causa de la diabetes – Tengo la sangre débil – me dijo – Los médicos dicen que no hay cura – complementó.

La bondad se ve en la cara de la gente, y él parece bueno – así proseguía el coloquio de aquel anciano tan particular – Si aquel señor monta en su carro a la gente y los lleva y los ayuda, la gente no vera el carro, lo vera a el.

¿Qué fue lo que pregunte al principio? – sigue interrogando – Que si quería ganar en la lotería – Anjá! Entonces él presta atención. Acá esta un papelito – El viejo extiende su brazo, queriéndome hacer llegar el misterioso papel. Yo extiendo el mío para tomarlo, pero para mi sorpresa, el anciano, con una inusitada habilidad, recoge el brazo y me deja con la mano en el aire.

Yo no pido a cambio de nada, aquí está la suerte, pero yo no soy adivino, ni nada. A lo mejor, el número no sale; entonces la gente se molesta y piensa que este viejo esta loco. Este viejo no sabe nada, pero le dice a la gente que le da el número para que la gente crea y lo ayude – A esta altura de la conversación, contraviniendo la conseja popular, lo cortés terminó quitándome lo valiente. Me veía abordado por un par o quizás un trío de zagaletones, apropiándose de manera furibunda de mis pocas pertenencias, mientras le paraba bolas a lo que me decía el viejo (así nos tiene la paranoia).

¿En que piensa cuando le hablan de José Gregorio Hernández? – Le respondí que en la fe. Entonces me aseguró que José Gregorio Hernández le hablaba y le decía que se quedara tranquilo, de improviso, retomo el tema del bendito papelito: - Yo escojo a tres o cuatro, si el primero me dice “no” entonces la cosa no está muy buena, si me dice “sí”, la cosa sale mejor. Yo no espero nada del mal gobierno, el mal gobierno no funciona (me recordó a Manu Chao) El mal gobierno me dice que haga la cola, que vaya para allá, que venga para acá. Pero el mal gobierno no quiere al pobre. Yo no soy adivino, para eso esta Dios, que todo lo sabe. Mi señor Dios sí es bueno. ¿Lo puedo tutear?

Accedí al requerimiento, sin embargo el anciano continuó dirigiéndose a mí, en tercera persona del singular: - El iba a coger el papelito, pero si quiere, lo puedo cambiar por otro – No hay problema, le dije. Y esta vez, sí me dejo tomar el papel – No lo abra, guárdeselo en el bolsillo.

Obedecí de inmediato - ¡Anjá! Él hace caso, es como un niño, un niño obediente, entonces es buena persona, entonces revisa su conciencia y me ayuda.

Saqué mi cartera y de los cuatro mil bolívares que tenía, le di dos. Los tomó asegurando que en otros tiempos, eso si era plata. Si alguien le daba doce mil, él compraba la insulina. Ahora todo estaba más caro, culpa del mal gobierno. Me enseñó otra vez la pierna y me dijo: “La enseño para que vean que soy pobre”.

El viejo, al fin se despidió, pero no sin antes preguntar: - ¿El viejo tiene un amigo? – A lo que respondí con un ¡Claro que sí! - ¿Y si no salen los números? - ¡No importa! – Le aseguré.

Desapareció riéndose, se esfumó. Se fue...

¿Qué si gané? Gané una historia, un par de consejos, una acción que ojalá y sirva para borrarme por lo menos un “pecadillo”, y un nuevo amigo.

Y hasta aquí el cuento, no sigo porque tengo que salir a jugar un numerito...







miércoles, octubre 11, 2006

Metamorfosis

Hay experiencias en la vida, que por su especial simpleza, es que quedan para ser guardadas en un lugar importante.

Tuve el gran honor, de recibir, casi de la propia mano del autor, esta obra excepcional. Se trata de un poema, del cual los comentarios sobran. Sencillamente hay que leerlo, saborearlo, y como dice su creadora “rumiarlo”.

Yo me fui un poco más allá y decidí compartirlo con quien tenga a bien aceptarlo.

Gracias a “la misma Ophir”


Metamorfosis

Salpicada de utopías
y de miedos mudos
se pierde en los resquicios de la tarde,
diluye pensamientos en promesas,
se sumerge en las arenas del desierto
y anda.

A solas rebusca:
se zambulle, se estremece,
se ensortija…
Y entre sístoles y diástoles
depura sangre vicio
con sensaciones nuevas,
exuda naufragios y reveses;
y lágrimas y amores…

Evoca la teoría,
la descarta,
y henchida de universo
se acurruca en los confines de
sus párpados, destiñendo las creencias
que se extinguen a su andar.

(Hay una oruga en nacimiento
que recién emerge de su pupa
e invertebrada, emprende vuelo)

(No has de tocarla
sólo así remozará sus alas)


Página 38, “Escaleno el triángulo” Editorial la Escarcha Azul. Mérida, Venezuela, 2004


Ophir Alviárez

Nació en Caracas, en 1970. Venezolana residenciada en Estados Unidos que ejerce el oficio de escribir por una vocación que no se calla y hace de las palabras instrumentos de voz y vida, desvelos y quimeras.
Escaleno el triángulo es su primer poemario publicado (Mérida, Editorial la Escarcha Azul, febrero, 2004). Algunos de sus textos ya habían sido editados en la II Antología de Poesía y Narrativa de la Asociación Casildense de Escritores, ACDC (Santa Fe, Argentina, marzo 2003); fue autora invitada en la V Antología de Sensibilidades, (Madrid, España, marzo 2004), y en las Antologías de Poesía y Narrativa de la Asociación de Escritores de Mérida (Mérida, Venezuela, febrero 2005), de la que es miembro activo.

martes, octubre 10, 2006

Calatrava la Rana



Calatrava la ranita
animalito sin par
a ella nadie la imita
en su manera de hablar

Utiliza consonantes
toditas, es la verdad
pero con vocales faltantes
miren, que calamidad

Sólo una conoce
la "A", ninguna más
y no le produce goce
porque molesta a los demás

Nadie entiende a la ranita
sólo el pato Sirirí
el tiene el mismo problemita
nada más, conoce la "I"

Calatrava ta' brava
tana la langa traba'
na habla más calatrava
salta la charca, sa va

Ti vis sin mí, imigui?
ni mi dijis iquí
llívimi quintigui
ni mi dijis isí

viernes, octubre 06, 2006

Mil Visitas




1000! MIL! ONE THOUSAND! Ya pasé la visita numero mil. Me contenta. Bueno, sé que tengo que restar las ochocientos cincuenta y nueve veces, que he entrado yo, para ver en cuantas oportunidades me han visitado. Ah! y las sesenta y cinco veces, que he entrado para publicar o modificar mi blog. ¡Claro! y las treinta de mi esposa. Ella se mete de vez en cuando, para revisar que coño estoy escribiendo. Si publico groserías, fotos de mujeres desnudas, si critico a mi suegra, a mis cuñadas, etc.

No he visto por ningún lado, algo que diga que “No deben tomarse los accesos de ningún familiar, como valido”. De ser así, tendría entonces que restar también, el par de visitas que ha hecho mi hija. Las tres de mi sobrina y dos de mi sobrino. Los tres me han confesado, que no entienden un carajo, de lo que escribo. Pero qué se le va ha hacer, qué saben ellos de Shakespeare, de Dickens, de Sabato, de Kafka o de Tagore.

Yo tampoco sé nada, de esa gente. Por eso, no escribo nada que tenga que ver con ellos. Pero, en fin. Lo cierto, es que de las mil visitas, ya me quedan treinta y nueve. Eso esta como lo de las carreras “sucias” y “limpias” en el béisbol.

Me parece que debo restar también, las quince veces que entré, para poner comentarios yo mismo, a cada Post. Lo hice como “usuario anónimo” para que resultara más divertido. Y ahora que recuerdo. Tengo que sumar, a las ochocientas cincuenta nueve veces, que entre para ver el contador, las veinticuatro incursiones que realice, para ver si tenía comentarios. Por cierto, la gente debería al menos, firmar con sus “Nicks”. ¿Qué vaina es esa de “usuario anónimo”?

Reviso, antes de publicar esto, y me consigo con que ya van 1011 visitas. Bueno, restemos esas ultimas once también. Esas son las veces que he generado una vista previa de este post.

Sumando, restando y totalizando. Nos da un gran resultado de: “0” CERO VISITAS. Es decir, que fuera de una que otra visita, de algún familiar, cercano, muy cercano, MAS NADIE ME LEE…

Desgraciado contador de visitas. Puta blogósfera. Mejor me deshago de este blog, antes de que me lo expropien, por considerarlo “espacio ocioso”.

martes, octubre 03, 2006

ME DESORDENO, AMOR, ME DESORDENO



Me desordeno, amor, me desordeno
cuando voy en tu boca, demorada,
y casi sin por qué, casi por nada,
te toco con la punta de mi seno.

Te toco con la punta de mi seno
y con mi soledad desamparada;
y acaso sin estar enamorada
me desordeno, amor, me desordeno;

y mi suerte de fruta respetada
arde en tu mano lúbrica y turbada
como una mal promesa de veneno;

y aunque quiero besarte arrodillada,
cuando voy en tu boca, demorada,
me desordeno, amor, me desordeno.

Carilda Oliver Labra




Carilda Oliver Labra. Poetisa cubana nacida en Matanzas en 1924. Estudió Derecho en la Universidad de La Habana ejerciendo la profesión en su ciudad natal, donde además dictó cursos de dibujo, pintura y escultura. Es una de las más sobresalientes poetisas de hispanoamérica, ganadora de importantes premios literarios: Premio Nacional de Poesía en 1950, Primer Premio y Flor natural en el Certamen Nacional, ganadora del Certamen Hispanoamericano organizado por el Ateneo Americano de Washington para conmemorar el tricentenario del nacimiento de Sor Juana Inés de la Cruz, Premio Nacional de Literatura en 1997 y Premio Internacional José de Vasconcelos en el año 2002. Entre sus obras se destacan: «Al sur de mi garganta» en 1949, «Memoria de la fiebre» en 1958, «Versos de amor» en 1963, «La ceiba me dijo tú» en 1979, «Desaparece el polvo» en 1983, «Calzada de Tirry 81» en 1987, «Se me ha perdido un hombre» en 1993 y «Libreta de la recién casada» en 1998.