miércoles, agosto 08, 2007

El sin vesícula

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Capítulo I

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"Harry Potter y la Orden del Fénix"



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Todo comenzó un lunes por la mañana. Después de un simple desayuno con caraotas negras, huevos fritos, queso blanco, arepa frita y aguacate, Norberto de Jesús se tomó su jugo de mango, el café con leche, y salió para la oficina. El día transcurrió como cualquier principio de semana, luego del saludo cotidiano y los comentarios de rigor, la modorra se fue disipando y a la media mañana, el ritmo estaba ya más o menos retomado. Con el cafecito de esa hora, a Norberto se le antojó una pequeña porción de torta casera, de esas sin crema ni relleno, “porque hay que cuidarse”, le diría a sus compañeros.

Ya acomodado en su puesto de trabajo, el momento de ordenar y planificar se hizo impostergable, sin embargo, con todos los papeles organizados en el escritorio, la computadora encendida y la lista de “Requerimientos pendientes” en sus manos, a Norberto de Jesús lo sorprendió el medio día; “hora de almuerzo”, gritaron de un puesto cercano al de él. Todos comenzaron a levantarse, dando inicio al acostumbrado arbitraje, es decir, dónde se comería ese día. “Vamos donde el gordo”, “mejor a lo de la negra”, “a casa del portu”, “a los espaguetis”, “las cachapas”…

-Muchachos, no me estoy sintiendo muy bien, mejor vamos a comernos una “sopita”- solicitaría Norberto.

-Bueno, pero el gordo debe tener sopa- dijo uno de los compañeros.

-A por el gordo- sentenció otro, tratando de remedar a un ciudadano de Galicia.

Cuando llegaron al restaurante del gordo, la recomendación del día era un “exquisito y bien resuelto plato de callos a la madrileña”, según el anuncio que describía al menú. Norberto de Jesús, después de considerarlo de manera concienzuda y responsable, se sentó y ordeno la recomendación del día.

La tarde transcurrió con una pesadez inusual, no la de una tarde aburrida y poco animosa, sino la de una sensación endógena y expansiva, algo que venía desde muy adentro y parecía querer desencadenar una erupción.

Norberto de Jesús no estaba bien, se le notaba en la cara; sin embargo, la llamada de su amadísima Rosa Magenta, le hizo acomodarse un poco mejor en su silla y esbozar a duras penas una pequeña sonrisa.

La invitación al cine no le pareció mala idea. Norberto había dejado de leer el tercer libro de Harry Potter poco antes de llegar al final, de manera que ir a ver la última película, le supuso una manera de quizás, ponerse al día con la historia. Luego de acordar la hora y el sitio, Norberto salió en veloz carrera a chuparse una gran taza de té de manzanilla, tragarse un par de capsulas que le coadyuvaran a una mejor digestión y masticar una pastilla de acción antiácida, antiflatulenta y antiquísima porque la tenía guardada desde hacía muchísimo tiempo en la gaveta de su escritorio.

Ya un poco recuperado, Norberto se fue al encuentro con su amada Rosa Magenta. Al llegar al cine compró las entradas y, dirigiéndose hacia la cola de las golosinas, logró avistar al objeto de su pasión, idolatría y enamoramiento; el tiempo se detuvo y el espacio se congeló por unos instantes. Luego, sólo Ulises y Penélope pudieron moverse en cámara lenta, “…y ella sintió vacilar corazón y rodillas cuando reconoció las señales que daba Odiseo, y se puso a llorar y corrió velozmente a su encuentro, le echó al cuello los brazos, besó su cabeza, y le dijo…”

-Mi cielo, qué cara tienes, ¿te pasa algo?

-No mi vida, no pasa nada.

-¿Seguro?

-Sí, mi ángel.

-Mírate la panza, pareces globo aerostático de la Alcaldía Mayor.

-Jejé, deben ser “gasecitos”, mi pimpollo…

-Ay, Norberto, tú no te estás cuidando. Estoy cansada de decírtelo, pero tú no me paras, porque claro, según tú, yo lo que hablo es pura pa…

-Eh, mi linda, por qué mejor no te vas a apartar las sillas, mientras yo voy a comprar unos bocadillos.

-Ni que yo fuese Moisés, para andar por allí apartando cosas y abriendo espacios.

-¡Qué linda mi cachorrita!

Un maremágnum dominaba el sitio de las chucherías, pero Norberto de Jesús en años, se había permitido entrar a la sala de cine, sin un kilo de palomitas de maíz y un envase lleno de gaseosa o alguna otra bebida refrescante. Después de algunas sacudidas, empellones, disputas, choques e intercambios de frases soeces, logró posicionarse en frente al muchacho de la gorra graciosa y sonrisa desesperada.

“Buenas noches señor bienvenido a la mejor sala de cine del país por favor me indica su pedido y forma de pago que tenga buen provecho cuidado con la bandeja siga hasta el final de la barra para que le completen su orden y muchas gracias por su compra hasta luego siguiente por favor buenas noches señor bienvenido a la mejor...”

Norberto, guardando el cambio, del cual no tenía ni la más casquivana idea de cuánto ni por qué era esa cantidad, tomó sus bandejas y se fue a donde le indicaron, para retirar el resto de la compra. Con proverbial histrionismo, Norberto de Jesús se dirigió hacia una esquina para revisar lo que había comprado y repartirlo mejor a fin de no confundir lo que a cada uno le tocaba: En la de él, un mega pote de cotufas, una ración de tequeños, otra de nuggets de pollo, medio litro de refresco y unos chocolatitos para endulzar un poco la cosa. En la de ella, un pequeño vaso cónico de cartón con siete cotufitas “fat free”, una botellita con 250 CC de agua mineral ligera y una servilleta light.

-Norberto de Jesús, ¿tú no y que tenías unos “gasecitos”?

-Tranquila mi alma, ya se me pasaron. O mejor dicho, los dejé en la cola…

-O sea, que los tienes como quien dice, “embolsados” en el pantalón.

-Jajajá, no mi terroncito, los dejé en la cola de las botanas.

-¡Puerco!

-Dame un beso.

-No, déjame.

Norberto de Jesús y Rosa Magenta continuaron con su jugueteo amoroso hasta que se percataron de la parejita que se encontraba justo en la fila próxima de atrás, ocupando el mismo cuadrante que ellos. Se trataba de unos párvulos que mantenían un flirteo, aún más subido de tono, una cosa exagerada; manos, piernas y lenguas se movían en asquerosa sincronía y los sonidos que emitían recordaban el que produce una poceta cuando se le baja la palanca del desagüe. La escena le bajó los ánimos a la pareja protagónica de esta historia y además, la película ya había comenzado a rodar.

Una vez desocupados bandejas y envases, el sistema digestivo de Norberto, comenzó a enviar señales de que algo no andaba bien ¡Claro!, esto sucedía desde temprano, pero el testarudo de Norberto no había querido reparar en ello.

Las escenas de crueldad, intriga, injusticia, impotencia y amores adolescentes (nada que ver con los de la parejita de atrás) se fueron sucediendo una tras otra así como los retorcijones de Norberto; cada “Expelliarmus” lo sentía entre estómago y páncreas. Todo se le revolvía internamente, no sólo de ver a una Dolores Umbridge y un ministro de magia que les parecía tan familiar, sino también por el punzante tormento que estaba padeciendo.

Rosa Magenta comenzó a sentirse consternada, la angustia y la desesperación poco a poco la iban envolviendo. Sus ojos no daban crédito a lo que veían, su pulso se aceleraba cada vez más y la tensión llegaba a su punto más álgido. ¿Cómo era posible que todo eso estuviese sucediendo en Hogwarts?, ¿Dumbledor no podía hacer nada?, ¿los Mortífagos se saldrían con la suya? ¿Cómo era eso de que se restringía el uso de la magia, en un colegio de magia? La pobre Rosa no aguantaba más, ella nunca soportó las injusticias, ni siquiera aquella vez, cuando perdió la memoria, ni cuando quedó ciega, mucho menos cuando cayó por las escaleras y no podía moverse del cuello hacía abajo. A Dios gracias, todo aquello había pasado, pero la intolerancia a las injusticias jamás cesó.

“Harry con su peo, y yo con los míos”, pensó Norberto, quien ya estaba pálido del dolor. “Qué no habrá un Expecto Patronum que pueda liberarme del terrible influjo de este dementor”, no, esto no lo decía Harry en la película, era el mismo Norberto que continuaba pensando en su padecimiento. La cosa se estaba tornando insostenible, el “Maleficio Cruciatas”, ese que causa un fuerte dolor en todo el cuerpo, no sólo atormentaba a la maléfica Bellatrix, sino también a Norberto de Jesús.

“Destruir pronto a El-que-no-debe-ser-nombrado”, esta no era una consigna política, quizás sí, el deseo de Ron, Hermione y Harry, pero también lo era de Norberto, ya que de esta manera se acabaría la película y podría irse a casa para tomarse algo, cualquier cosa que aniquilara el dolor. También se libraría de la parejita que parecía haber estado comiendo naranjas durante toda la película y, Rosa Magenta, su amada Rosa magenta dejaría igualmente de sufrir a causa del ministerio (el de magia, por supuesto).

-Norberto, ¿tú como que te estás durmiendo?, andas allí todo acurrucado.

-No mi pichoncita, es que volvieron.

-¿Los Mortífagos? Pero si ya los derrotaron, Dumbledor y la nueva Orden del Fénix se encargaron de eso.

-Me refiero a los gases, mi ternerita.

-Y por qué no me dijiste, animal.

-Porque cada vez que te digo así, te molestas.

-Norberto de Jesús Santos Umpierres Acosta Martínez y Calero, me haces el favor y te levantas ya de esa silla. Nos vamos pronto a ver un especialista.

-¿En encantamientos?

-No imbécil, en vesículas, porque lo que tú tienes no es más que un problema vesicular, esos cólicos son prueba fehaciente de ello, así es que vamos, andando, móntate en la escoba.

-Pero tesoro, veamos el final.

-Okey, pero apenas comiencen los créditos, salimos.

-¡Coño! ¿El ministerio de magia va a otorgar créditos también?

-¡Necio!

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(Continuará...)




5 comentarios:

a ver que invento dijo...

Jajajajaja... muy bueno, es más buenísima la historia, lo que más me gustó fué el "simple" desayuno del protagonista, y la coprotagonista es de un romantico... increible. ¿Cuando es el proximo capítulo?

Saludos

Ophir Alviárez dijo...

Pobre él y cualquier parecido con su "realidad"...

Je!

OA

Anónimo dijo...

¡Santo Dios!..yo crei que yo era Necia, pero tu me ganaste..
La historia va de un Suspenso,drama,accion...
esperando el proximo capitulo.
Besos
Caro

EduardoEquis dijo...

¡Jajaja! Rosa siente amor verdadero. El carácter lo demuestra...

¡Ay Norberto! vivi con el personaje el momento. Que dolor! Que incomodidad! Que lástima ver un película así.

Menos mal que estas cosas no pasan en la vida real, ufff


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Por cierto! ¡No fuí el único al que le pareció conocida Dolores Umbridge y el Minsitro de Magia! ¡Caramba!

Anónimo dijo...

Qué angustia, Qué nervios, Qué desesperación!!! (Citando a un conocido narrador de fútbol que saltó la talanquera de la gama de colores y se fue por el camino escarlata-matizado). Cuándo nos muestras el próximo capítulo de esta tierna historia romántico-trágica???

¿Qué pasará con el Ministerio de Magia? ¿Qué sorpresas nos traerá nuestra heroína Rosa Magenta? ¿Podrá Norberto de Jesús expelliar esos demonios sin matar instantánea e indoloramente a la parejita de atrás? NO SE PIERDAN EL PRÓXIMO CAPÍTULO DE... EL SIN VESÍCULA!