lunes, agosto 13, 2007

El Sin Vesícula

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Capítulo II
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"¿El Exorcista?"


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“Yo me moriré, y la noche

triste, serena y callada,

dormirá el mundo a los rayos

de su luna solitaria.


Mi cuerpo estará amarillo,

y por la abierta ventana

entrará una brisa fresca

preguntando por mi alma.”



Sirvan estos versos de Juan Ramón Jiménez, para dar una idea de lo que pasaba por la cabeza de Norberto de Jesús, a causa del suplicio por el cual estaba transitando. En casa nadie dormía, todos esperaban una pronta recuperación después de habérsele aplicado de manera intramuscular, sendas cantidades de antiespasmódicos. Pero la mejoría no llegaba…


Cada cinco minutos, Rosa Magenta le insistía a Norberto salir de una buena vez para la clínica; pero la terquedad de él, era irreducible. De nada valían ruegos, carantoñas, regaños ni amenazas, todo resultaba inútil, Norberto se encontraba inmerso en un capullo hecho de cólicos, molestias estomacales, sordera y necedad.


Rosa Magenta no sabía qué hacer, conciente del dolor de su amado, no hallaba formula posible para sacarlo del trance. Hasta que, en un momento de desesperación, decidió echar mano a una de sus armas secretas (toda mujer que se respete, tiene alguna), así que, utilizando su cara de mujer sufrida número seis, entró a la habitación de Norberto de Jesús y, con todo el talante visceral que la situación ameritaba, le encasquetó la siguiente confesión:


-Norberto de Jesús, tú tienes una hija…


-Qué queeé… Cómo, cuándo, dónde, con quién.


-Corrijo, “tenemos”, una hija-. Aquí va un, “taa ta ta taaaaaaannnnnn”


-Pero si tú no puedes tener hijos, a tu hermana gemela la pisó un camión y, a la tía abuela le dan ataques.


-Norberto, no sé de dónde sacas todas esas pendejadas, te las voy a pasar porque estás enfermo y sé que encima, te acabo de lanzar una “bomba”, pero Norbertico, mi vida, esto te lo digo para que veas que además de nuestro amor, hay otras razones por las cuales debes mantenerte sano y fuerte, como un campeón.


-Pe-pe-pero, ¿una hija? Y quién es, ¿dónde está?


-Es la joven que vive en la habitación de al lado; de donde sale esa música de Metallica. Esa que te pide dinero todas las mañanas y tu pensabas que era porque estabas suscrito a algo, pero no recordabas a qué. La que dura dos horas en el baño y se gasta toda el agua caliente. La que se toma todo tu jugo favorito, te quita las monedas y no deja que utilices la computadora.


-¡Me lleva el chanfle! Y tú, todo el tiempo tenías una excusa para cada una de esas cosas. Diecinueve años Rosa, diecinueve años y siempre me lo ocultaste ¿Por qué, Rosa? Why?, why me?


-Because, tenía miedo de que pensaras mal de mí, de que creyeras que era una cualquiera, una perdida, una pizpireta.


-Jajajaja, ¿una pizpireta?, jejejeje ¿Cómo demonios iba yo a pensar eso, si no sé que rayos significa? ¡Ouch! Me duele el dolor, ¡aaayyy!


-Simplemente, no quería que te hicieras una imagen errónea de mí.


-¡Pero si estamos casados!


-¡Y QUÉ QUERÍAS QUE HICIERA!


-Está bien, está bien, cálmate Rosita, no llores. A ver mijita, y dónde dices que vive la mocosa esa.


-En el cuarto de al lado.


-Bueno, dile que se ponga.


-¿Dónde?


-Digo, que venga.


-¡Mefistófela Asmodea!


-¡Coño! Con ese nombre... debe ser la carajita que viste de negro, usa cruces invertidas, se pinta la cara de blanco y se hace unos óvalos con tinta negra en lo ojos.


-Esta es tu hija Norberto, nuestra hija ¡Qué talco!


-Dime, Rosa.


-Madre, te he dicho que te dirijas a mí como, Madre.


-Lo que tú digas, Rosa. Qué quieres, estoy hablando con “The Vampire”.


-¡Caramba, mija! Pero si son las tres de la madrugada.


-En contraposición a la hora en que murió Cristo, es nuestro momento, el de los espíritus impíos y perversos, hora de escuchar a su Majestad Satánica.


-¡Carajo! ¿Hay cadena a esta hora?- Exclamó Norberto de Jesús, haciendo una mueca de dolor y sobándose la barriga.


-Uno de estos días te voy a espernancar un puntapié en el hueso ilíaco, para ver si se te quitan de una vez todas esas pendejadas- le espetó con voz firme Rosa Magenta a su hija Mefistófela.- Tu padre se está muriendo con un dolor abdominal y unos cólicos, y nauseas y, un qué sé yo. La cuestión es que no quiere irse a la clínica sino hasta que amanezca, pero yo creo que se trata de cálculos en la vesícula y eso es de operación urgente; así que ayúdame a convencerlo de que tenemos que salir ya.


-¡Ah! Okey, entonces si es mi padre… Shit! Oye Pá.


-Umjú.


-Má dice que tenemos que ir a la clínica.


-Anjá.


-Bueno Rosa, ya hice todo lo que podía ¿Lo ves?, eso de la “comunicación” en realidad no creo que se nos de muy bien. Sin más por el momento, me retiro a mis aposentos…


-Madre, te he dicho que te dirijas a mí como, Madre.


-Lo que tú digas, Rosa.


Norberto de Jesús comenzó a hacer memoria. Recordó la cara de la muchacha y, ¡cáspitas!, ¡santos refocilamientos!, ¡la parejita del cine! ¡Oh My God!. Las nauseas acrecentaron; el “autodegollamiento” en la pierna y los azotes en el lomo que se infligía el monje Silas parecían un juego de niños ante el martirio que vivía Norberto.


Al cabo de unos minutos, la habitación de Norberto, se transformó en el set de grabación del “Exorcista VI”. Su cabeza giraba sobre el mismo eje, un líquido verde y viscoso salía expelido por su boca, sonidos guturales inundaban el recinto, las luces se encendía y apagaban (es que el suiche estaba dañado) y los gases que expulsaba Norberto por el tubo de escape, le hacían levitar (parecía un avión de combate F-35, efectuando un aterrizaje vertical).


-Más fiiiiinooooooo- Expresaba Mefistófela desde la puerta del cuarto, con cara de niño de nueve años que acaba de ver a un Transformers.


-¡Dios santo! Norberto de Jesús Santos Umpierres Acosta Martínez y Calero, me haces el favor y te levantas ya de esa cama. Nos vamos pronto a ver un especialista.


-¿En exorcismos?


-No, imbécil, en vesí… ¡Coño! ¿Otra vez? Quítate la bata blanca y la cara de demonio esa que tienes. Nos vamos. Ya estoy llamando a tu amigo Flojazo para que nos lleve a la clínica. Mefis, prepara las cosas de tu padre que salimos en unos minutos.


-Rosa, ¡qué fastidio!


-Madre, te he dicho que te dirijas a mí como, Madre.


-Lo que tú digas, Rosa.


-¿Y tiene que ser Flojazo? Ese tipo está loco Rosa, mejor llama un taxi.


-Bueno Norberto, es tú amigo ¿no? A menos que prefieras pedirle el favor a “The Vampire”…


-¡Repámpanos! No, mejor llama a Flojazo.

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(Continuará...)

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta, me encanta, Mefistófela Asmodea es una nota sifrina, quede anonadada con esta segunda parte y me duelen mis cacheticos de tantoooo reirrrme.
jajajajajajajajajajajajajajajajajaja

Aurora Pinto dijo...

"...decidió echar mano a una de sus armas secretas (toda mujer que se respete, tiene alguna)...": Esta es una gran verdad.
Que te sigas mejorando, cariños,
Aurora

a ver que invento dijo...

Demasiado bueno, de verdad que te superas cada vez más. Y los nombres, bueno pues sin palabras...jajajaja increible de verdad...jajajajaja...

Saludos,

EduardoEquis dijo...

Mefistófela! Es mi personaje favorito! Sin duda! ¡Jajajajaja!

Excelente Bró, demasiado loco, gracioso, original. Si que sí.

:D ah! esa operación le soltó la imaginación y creatividad, ¡y de que manera!

SUERTE! Seguimos esperando.

P.D. Cara de sufrina número seis, jajaja, te pasas.

Anónimo dijo...

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!!!!

Tu hija es la que vive en la habitación de al lado, te pide plata, se toma tu jugo... Qué bueno!!!

Voy a tener que inventarme una operación a ver si vuelve la musa!

H dijo...

Y el pensaba que estaba suscrito a algo por ella le pedía dinero todos los días. Demasiado bueno eso!

Fujur dijo...

ufff.... nunca he disfrutado demasiado con esa peli... jejejeje