viernes, abril 13, 2007

Vi 300
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¡Al fin! Ya soy parte de esos más de trescientos, que vio 300. Adiós a la cara de chimpancé hermafrodita decidiendo cómo masturbarse, cada vez que alguien me preguntaba, “¿viste 300?”.

Gracias a Zeus, que no permitió que le hiciese caso a ése otro grupo de tunantes, quienes a través de insanos comentarios, intentaron hacer mella en mis ganas de asistir a la sala de cine y admirar, pote de cotufa y vaso de té frío mediante, tan hermosa obra.

“Eso parece una refriega entre reos de la Penitenciaría General en San Juan de los Morros”. “No hay trama”. “Trescientos hijoeputas echándose cuchillo”, y la peor, “qué mojonera”.

Comparto el comentario de Rafael O. Cabrices, en su artículo “Sólo sé, que no sé nada” (El Nacional Todo en Domingo - Domingo 08 de Abril de 2007), donde se pregunta ¿por qué hay gente que va al cine para quejarse de que la película es embustera cuando es una de James Bond?.

Que ocurra una que otra exageración, es comprensible; además, muchas veces allí es donde radica la belleza de la historia. Por otro lado, no sé qué más trama querían, de verdad no lo sé.

Comparto también lo publicado por José Urriola en su Blog. Yo también sufrí una regresión. Me fui a los tiempos en que siendo un imberbe, me iba al cine Ayacucho, compraba un boleto para la función continuada, y después de dos o tres sesiones, salía completamente convencido de haber descifrado y asimilado los secretos del Shaolin, la técnica del mono y la grulla, el golpe del tigre y el aliento del dragón (bueno, éste último lo obtenía después de haber estado casi seis horas sin abrir la boca).

Transitaba luego mi camino de retorno a casa, lanzando golpes y puntapiés junto con el resto de seudo Chinos-Espartanos que me acompañaba. “Pata’ y kungfú” como se decía en aquel tiempo. Ayer me pasó igual, sólo que en esta oportunidad, la vergüenza, el pudor y la compañía, no me lo permitieron.

Aun así, júrenlo que al menos en mi cabeza, a más de un “inmortal” le asesté un codazo en la frente para apartarlo de mi camino. El baño del centro comercial estaba lleno de “Persas”, esperando a ser empujados hacia el precipicio con mi escudo.

La película, definitivamente una belleza. La historia contada de una particular y magistral manera. Los efectos bastantes limpios y las escenas de combate, muy bien coordinadas. Sólo la parte en la que Leónidas sale de espaldas y desnudo, fue la que me pareció innecesaria; a mi esposa no le gustó, lo sé porque aunque no apartó la mirada, se mordió los labios y arrugó la cara, y así se pone cuando hago algo que no le gusta (aunque en esta oportunidad emitió un extraño sonido, como si estuviese chupando un trozo de hielo, quizás fue el del té frío que se estaba tomando).

La parte de la consulta al Oráculo, sí que estuvo muy bien lograda. Estética, pulcra, puro arte, una belleza, excelente la actuación de la niña esa...

Nos acompañaron mi cuñada, mi hija y mi sobrina. Lo malo de andar con tantas mujeres juntas, es que terminas no entendiendo su jerga y sus chistes. Ellas hablaban de unos “chocolaticos”, cada vez que salían lo Espartanos, provistos únicamente de su taparrabos y la gran capa carmesí. Mi esposa les respondía que ella tenía su “gran toronto” mientras intentaba rodear mi cintura con su cortos, muy cortos brazos. Todas reían ¿y yo?, tratando de imitar la sonrisa de Willy Wonka en la versión de Tim Burton.

En fin, la cuestión es que ya cumplí con mi deber de ir a ver 300. Puedo seguir en paz después de haber hecho un poco de catarsis, imaginando ver a unos cuantos sufrir bajo la suela de mi sandalia; nótese que evado utilizar verbos como “penetrar”, “hundir”, “enterrar” o “atravesar”, y mencionar instrumentos como “lanza” y “espada”, para evitar analogías cochambrosas.

Y finalmente, un pequeño consejo: No sólo por amor se puede llegar a perder la cabeza. Hay ocasiones en las que basta con el más mínimo descuido...

6 comentarios:

SUAVE CARICIA dijo...

al contrario tuyo , yo vi la pelicula con 5 hombres, es increible las tonteras que uds les llama la atencion, pero bien me gusto, tanta sangre y esa inmortalidad del comienzo no se la compre mucho, pero entretenida.

vine que paso?, dije algo que te molesto?, o puse mala cara si es así pido disculpa, pero no creo que sea ese el caso
solo andaba cerca y pase a dejarte un beso
y
unas suaves caricias

Saucisse dijo...

es buena?

The Lemur dijo...

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Verónica Cento dijo...

Hola Lemur

Estoy de acuerdo con vos con respecto a 300. No la vi en el cine, la vi pirateada, pero después que la vi me di cuenta que es una película para verla en un cine, no hay vuelta que darle. Esos combates hay que verlos en una pantalla gigantesca.

Saludos

Jesus Torrivilla dijo...

Estimado lémur a mí también me gustó mucho la película. Como no me puede transportar a mi infancia porque aún (y yo creo que como hasta los 70 que deberé madurar) la transito, a mí lo que me produjo fue unas fuertes ganas de cortar cabezas y matar moros. En serio, 300 es una de las pocas películas de guerra en las que preferiría no ser de los que se quedan en casa o vuelan por los aires a la primera explosión.

Uf, a mí que me guarden una oráculo (no a la viejita de matrix, por favor) y a una reina de esas pero que no monte cachos.

Israel Centeno dijo...

Pana Lemur, en todo caso el embustero - y sangriento- fue Herodoto y uno de sus nueve libros de la historia; qué la gente busque alli al cobero, no en Miller. Este historiador griego vio ejercitos avanzando dónde había tormbas de aires, y demonios donde los árboles alargaban su sombra. ¡Inteligentes! la cabeza del escritor de los nueve libros de la historia, no la de Miller.