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Este muchacho sigue montado en la cresta de la ola, al igual que el “Silver Surfer”, ahora anda sobre una tabla roja y blanca que en medio lleva escrita en letra “Monotype Cursiva” la palabra “Rocanegras”.
No ha pasado el gusto de haber leído “Postales sub sole” cuando ya está en nuestras manos la primera novela del buen Fedosy Santaella.
Gran honor, el haber estado en el bautizo y disfrutado de las palabras de Don Armando Sequera, las del propio Fedosy y el inefable discurso de Joaquín, siendo éste el más poderoso ya que se dio de manera alterna a los dos primeros, a todo gañote y con el desenfado propio de su edad.
“Luz… Papá… Señor… ¡Mira!, luz. Nona, nona, nona… Mamá, mamá, mamá…”
“Sinseso” también estaba allí, lo vi esbozar una sonrisa cuando empezó el discurso de Joaquín.
Las palabras de Don Armando, dejaron muy en claro de qué se trataba la obra:
“El domingo 1º de julio de 1923, la ciudad de Caracas despertó a la europea: cubierta en parte con la neblina que todos los días llegaba por Catia y con la noticia de un inusitado crimen palaciego: la noche anterior habían asesinado en Miraflores, la casa del poder, a Juancho Gómez, el primer vicepresidente de la República...”
Suspenso, intriga, historia. Y al continuar escuchando, vimos como se iban agregando: Sexo, humor, realidad y ficción (¿dije sexo? ¡Ah! Bueno, algo debe haber…).
Un programa de radio, un libro del maestro Aquiles Nazoa, el diccionario de historia de Venezuela de la Fundación Polar, la sección de libros raros de la Biblioteca Nacional, éstas y otras herramientas le sirvieron a Fedosy para dar vida a su historia, a su novela.
“…Leí el texto que hablaba sobre él, y abajo, en los datos bibliográficos, encontré que Vito Modesto había escrito una biografía. Fue tanta mi curiosidad, que un día me fui a la Biblioteca Nacional a buscar el ejemplar. Lo encontré en la Sala de Libros Raros. Aquella biografía (muy original, muy divertida) la copié a mano, íntegra en un cuaderno, y me la llevé a casa…”
En vista de la imposibilidad de sacar una fotocopia, nuestro héroe resolvió copiar a mano, toda la biografía de Víctor Modesto, duque de Rocanegras y príncipe de Austrasia. Y es que de esto y de mucho más, es capaz el amigo Fedosy, con tal de conseguir una historia; aunque él asegura que en este caso, fue la historia quien lo buscó.
¿Qué quién es Víctor Modesto? Un caletero, un abogado, un detective, un noble. No lo sé, me parece que es mejor descubrirlo, haciendo caso al consejo que nos regaló Don Armando Sequera esa noche, “compren el libro y por favor léanlo, no lo dejen de adorno en su biblioteca.”
Entre discursos breves, chorrito de champaña, saludos cordiales y autógrafos, transcurrió la velada. El vino pudo ser saboreado con tranquilidad ya que ha diferencia de la presentación al público de “Postales sub sole”, en esta oportunidad no se sintió la siniestra y amenazadora presencia de los Hermanos Chang. No estábamos siendo vigilados, los Andropov no hacen eso, ellos simplemente llegan hostigan y se van, pero éste no fue el caso. Quienes sí estaban, eran Israel Centeno, seguido por una perra amarilla y Roberto Echeto, con su equipo de guardaespaldas, Ramiro, Caraota Plástica y Gorila. El viento trajo al rostro de José Urriola; no hizo falta la cámara de Richita ya que estaba la de Televen. También acudió Sergio Marquez, con un bate de aluminio (no sé con qué intención).
Señores, al comenzar esta crónica, no sabía si hablar de la novela, del bautizo o de Fedosy. Pero de lo que sí estoy seguro de hacer, es recomendar el libro. En el blog de Roberto Echeto, hay una excelente reseña de la obra, y en el de Fedosy, dos o tres post, que constituyen un muy buen preámbulo, además del discurso del señor Armando José Sequera.
Por lo de la velada, puedo concluir que fue como dicen, “tipo tranquilo”, que me retiré temprano y que hubo un hecho curioso que llamó mi atención. Al salir del lugar, una extraña y misteriosa figura, trajeada de negro y con lentes oscuros, me entregó una galleta de la suerte…
Queridos amigos, no dejen pasar el placer de disfrutar de “Rocanegras”, una novela arrancada de la historia misma, en donde ficción y realidad, se confunden en una sola y hermosa prosa.
Salud, Fedosy.
No ha pasado el gusto de haber leído “Postales sub sole” cuando ya está en nuestras manos la primera novela del buen Fedosy Santaella.
Gran honor, el haber estado en el bautizo y disfrutado de las palabras de Don Armando Sequera, las del propio Fedosy y el inefable discurso de Joaquín, siendo éste el más poderoso ya que se dio de manera alterna a los dos primeros, a todo gañote y con el desenfado propio de su edad.
“Luz… Papá… Señor… ¡Mira!, luz. Nona, nona, nona… Mamá, mamá, mamá…”
“Sinseso” también estaba allí, lo vi esbozar una sonrisa cuando empezó el discurso de Joaquín.
Las palabras de Don Armando, dejaron muy en claro de qué se trataba la obra:
“El domingo 1º de julio de 1923, la ciudad de Caracas despertó a la europea: cubierta en parte con la neblina que todos los días llegaba por Catia y con la noticia de un inusitado crimen palaciego: la noche anterior habían asesinado en Miraflores, la casa del poder, a Juancho Gómez, el primer vicepresidente de la República...”
Suspenso, intriga, historia. Y al continuar escuchando, vimos como se iban agregando: Sexo, humor, realidad y ficción (¿dije sexo? ¡Ah! Bueno, algo debe haber…).
Un programa de radio, un libro del maestro Aquiles Nazoa, el diccionario de historia de Venezuela de la Fundación Polar, la sección de libros raros de la Biblioteca Nacional, éstas y otras herramientas le sirvieron a Fedosy para dar vida a su historia, a su novela.
“…Leí el texto que hablaba sobre él, y abajo, en los datos bibliográficos, encontré que Vito Modesto había escrito una biografía. Fue tanta mi curiosidad, que un día me fui a la Biblioteca Nacional a buscar el ejemplar. Lo encontré en la Sala de Libros Raros. Aquella biografía (muy original, muy divertida) la copié a mano, íntegra en un cuaderno, y me la llevé a casa…”
En vista de la imposibilidad de sacar una fotocopia, nuestro héroe resolvió copiar a mano, toda la biografía de Víctor Modesto, duque de Rocanegras y príncipe de Austrasia. Y es que de esto y de mucho más, es capaz el amigo Fedosy, con tal de conseguir una historia; aunque él asegura que en este caso, fue la historia quien lo buscó.
¿Qué quién es Víctor Modesto? Un caletero, un abogado, un detective, un noble. No lo sé, me parece que es mejor descubrirlo, haciendo caso al consejo que nos regaló Don Armando Sequera esa noche, “compren el libro y por favor léanlo, no lo dejen de adorno en su biblioteca.”
Entre discursos breves, chorrito de champaña, saludos cordiales y autógrafos, transcurrió la velada. El vino pudo ser saboreado con tranquilidad ya que ha diferencia de la presentación al público de “Postales sub sole”, en esta oportunidad no se sintió la siniestra y amenazadora presencia de los Hermanos Chang. No estábamos siendo vigilados, los Andropov no hacen eso, ellos simplemente llegan hostigan y se van, pero éste no fue el caso. Quienes sí estaban, eran Israel Centeno, seguido por una perra amarilla y Roberto Echeto, con su equipo de guardaespaldas, Ramiro, Caraota Plástica y Gorila. El viento trajo al rostro de José Urriola; no hizo falta la cámara de Richita ya que estaba la de Televen. También acudió Sergio Marquez, con un bate de aluminio (no sé con qué intención).
Señores, al comenzar esta crónica, no sabía si hablar de la novela, del bautizo o de Fedosy. Pero de lo que sí estoy seguro de hacer, es recomendar el libro. En el blog de Roberto Echeto, hay una excelente reseña de la obra, y en el de Fedosy, dos o tres post, que constituyen un muy buen preámbulo, además del discurso del señor Armando José Sequera.
Por lo de la velada, puedo concluir que fue como dicen, “tipo tranquilo”, que me retiré temprano y que hubo un hecho curioso que llamó mi atención. Al salir del lugar, una extraña y misteriosa figura, trajeada de negro y con lentes oscuros, me entregó una galleta de la suerte…
Queridos amigos, no dejen pasar el placer de disfrutar de “Rocanegras”, una novela arrancada de la historia misma, en donde ficción y realidad, se confunden en una sola y hermosa prosa.
Salud, Fedosy.
2 comentarios:
Qué bonita reseña, JC, qué bonita. Tus palabras diáfanas le ponen nombre a los autores de muchas de mis lecturas constantes e invitan a adentrarse en ese mundo histórico que Fedosy nos entrega. Desde hace días tengo Rocanegras en mi lista para el próximo viaje, ya te cuento una vez allá.
Abrazos.,
OA
Ya quiero salir corriendo a comprarlo y a leerlo.
En todo caso le deseo mucho éxito. ser escritor en Venezuela es cosa difícil.
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